Dándole vueltas

Imagen y salud

La asociación de los videojuegos y los hábitos de vida poco saludables está hoy más presente que nunca. A diferencia de lo que pasa con la violencia, la comunidad no parece ver esto como un problema.

Llevo un tiempo dándole vueltas a un asunto. Tiene que ver con las marcas que vemos asociadas a la industria del videojuego. Ayer, paseando por la zona de Carabanchel en Madrid, pude ver cómo desmontaban la cristalera de un popular Burger King para instalar la promoción que la cadena de comida rápida ha iniciado con Call of Duty: Warzone. Se trata de un menú «exclusivo Warzone» que podemos recibir a domicilio junto con varios regalos y una tarjeta para aumentar nuestros puntos de experiencia en el juego. Según la web oficial, el menú en tamaño estándar —mediano—  junto con patatas y Coca-Cola (tal y como podemos verlo en la imagen promocional), aporta un total de 1300 calorías, 55 gramos de azúcar y más de 60 gramos de grasa. Y no, no de la buena.

Captura de la promoción en la página de Burger King

Esta promoción entre el título de Activision y Burger King no es nueva; tampoco inesperada. En este momento, en Estados Unidos, parte del marketing de la nueva generación de consolas cuenta entre sus aliados con Taco Bell y Doritos, cuyo consumo nos puede llevar a ganar una Xbox Series X o una PS5 respectivamente. Pero no solo de «comida basura» vive el videojuego. La asociación con bebidas energéticas altas en cafeína y taurina como Monster o Redbull se hace evidente a través de streamers conocidos y su habitual patrocinio en las ferias y distintos eventos de videojuegos. Según una crónica publicada por El Mundo en el año 2014 el 62% de los adolescentes españoles afirman beber hasta siete litros de bebidas energéticas al mes, y uno de cada cinco menores aficionados a este tipo de productos los consume durante el horario escolar. 

Es dificil establecer una relación directa entre el creador de contenido que bebe Monster durante sus emisiones y el niño de 11 años que lleva una lata al colegio cuando los que deberían aprobar y comprar el productos son los propios padres. Sin embargo, creo que es justo admitir que los menores son muy sensibles a la publicidad y que este tipo de bebidas se anuncia precisamente a través de personas influyentes para ellos, justo en los canales donde estos están presentes. Pero lo que quiero intentar a través de este texto no es escandalizar con las costumbres de «la juventud» o avergonzar a nadie al que le apetezca de vez en cuando un Whopper. Es reflexionar un poco sobre la imagen que este tipo de campañas transmiten a largo plazo.

Durante muchos años, jugadores y profesionales de la industria hemos plantado cara a cualquiera que sugiriera una relación entre los videojuegos y la violencia, combatiendo en especial la idea de que todos los videojuegos estaban basados en la agresión. De la misma manera, cuando desde fuera de la industria se habla de adicción, somos los primeros en presentar matices, reduciendo la problemática a las cajas de loot y mecánicas tipo gacha. No obstante, la relación entre los videojuegos y los hábitos de vida poco saludables parece ser algo que no solo no nos molesta, sino que disfrutamos y fomentamos con comentarios como que el Monster «nos permite pasar toda la noche jugando».

Se da la paradoja de que mientras que la industria del videojuegos es casi la única dentro del ámbito del entretenimiento que puede ayudarnos a hacer deporte, gracias a títulos como Ring Fit Adventure, Just Dance o Pokémon Go, es la que tiene asociados más estereotipos relacionados con el sedentarismo y los riesgos para la salud. La lectura, actividad extremadamente sedentaria, ha logrado que ignoremos esta faceta gracias a promocionar valores relacionados con la cultura y el conocimiento. Además, en las ferias de libros, la imagen que se transmite de la afición siempre se relaciona con las actividades familiares, los paseos y el aire libre. El cine, por poner otro ejemplo, tiene la costumbre de centrar sus eventos en el glamour y la moda gracias a los contratos que los actores y actrices establecen con marcas de ropa. En este sentido, los videojuegos son percibidos como antes lo era la televisión, una afición de masas, alejada del ambiente «intelectual» en la que la gente puede «tirar las horas sin pensar» delante de una pantalla. 

Aunque es cierto que la imagen de la industria no tiene por qué afectar al medio en sí —que los videojuegos van a seguir creciendo y evolucionando más allá de la forma en sea percibido por el público ajeno a ellos— está claro que la imagen que proyectamos como comunidad nos preocupa, y que promociones como la de Burger King y Activision o la de Microsoft con Taco Bell atentan contra todas las buenas intenciones que puedan tener proyectos como The Good Gamer. El impacto y el alcance de una colaboración entre Doritos y Sony siempre será mayor que la noticia de la llegada de los juegos a los museos o de la publicación de cualquier tipo de texto en el ámbito de los game studies. La visibilidad se paga con dinero, y aquí no hay duda de quién es el que de verdad puede pagarla.

Mientras que dentro de la comunidad seguimos debatiendo en lugar de los videojuegos dentro del mundo del arte, la cultura y el entretenimiento de masas, las grandes compañías, a través de marketing, asocian el medio a alimentación barata, de mala calidad y dirigida a adolescentes, visibilizando los videojuegos como uno de los aliados del sedentarismo y de la epidemia de obesidad que sufren los países desarrollados. Esta asociación mantiene la imagen del jugador como una persona con sobrepeso, solitaria y aislada, que pasa demasiadas horas en el sillón atiborrándose de patatas. Y aunque como he dicho antes, el dinero manda, la recepción del público tiene mucho que decir a la hora de plantear las campañas de marketing. Si expresamos más a menudo nuestro desagrado ante este tipo de campañas, si somos más eficientes a la hora de señalar a aquellos que quieren venderle hipertensión a los niños, quizás esto no estaría tan normalizado.

El menú «exclusivo Warzone» tiene un precio de 8,99€. El medio litro de Monster se puede comprar a 1. Cambiar a la larga la imagen de los videojuegos no nos saldrá tan barato.

Redactora
  1. ballan

    «consigue rewards exclusivos»

    Mira, macho…

  2. Txustakrakish

    Empecé hace dos días Death Stranding y me alucina bastante el product placement. Lo de la descripción de la cantimplora y las latas en la sala privada son la leche…

  3. Sams

    Educación, educación y educación. Porque no hay nada más placentero que tomarte tu rooibos mientras juegas a una aventura gráfica o te atiborras a anacardos entre pantalla y pantalla del plataformas de Switch que toque.

    De todas formas el Monster y el Redbull es lo más evidente pero en azúcar la Coca-Cola no se queda atrás…

    1. Malleys

      @samsks
      Nadie ha dicho que no. No estamos hablando de la Coca-Cola, sino de las otras dos, las que están ya totalmente relacionadas con los videojuegos por un marketing descomunal y que los usuarios han aceptado, prueba de ello mismamente los cientos de memes en internet con Monster o los Doritos.

      1. Sams

        @malleys
        Yo tampoco niego lo que estás comentando. Y tienes razón…

        Pero conozco más gente que bebé Cocacola de normal y galletas para desayunar que Monster y Doritos.

  4. Lusinder

    Buen artículo e interesante jardín en el que meterse. Estoy leyendo un libro de Julio Basulto (dietista/nutricionista) y el aspecto social de los hábitos alimenticios es algo a lo que se le debería dar más peso. También esta la movida de que el propio medio del videojuego lo tiene difícil y a veces se empeña en regalar razones para seguir considerado arte/entretenimiento de segunda.

  5. eiden3

    Adicionalmente a la parte de educar a la población en hábitos de vida y alimentación saludables (especialmente a los niños pero a todos en general nos hace falta), vería lógica una respuesta gubernamental hacia ciertas cosas que se mencionan.

    Del mismo modo que se condicionó, limitó y si no recuerdo mal hasta se prohibió en cierto momento la publicidad de casas de apuestas durante eventos deportivos porque estos los consumían muchísimos menores de edad y la publicidad anunciaba un producto para adultos (y adictivo), el mismo criterio se podría aplicar aquí.
    El azúcar y el fast-food también son altamente adictivos, sus consecuencias en la salud están más que probadas y sin embargo se publicita a cascoporro a través de series, merchandising, videojuegos, etc. que tiene a menores como público objetivo principal.

    No anda lejos que el NBA2K sea un casino con fotos de Lebron James y vaya por ahí con un PEGI 3 en la portada, que un torneo de Fortnite lo patrocine Monster (me lo invento).

    La raíz del problema es similar: No hay consecuencias para las empresas que generan estos malos hábitos con sus prácticas y políticas. Y pueden meterle su publicidad a chavales de 12 años hasta el esófago sin ningún tipo de control.

    En cualquier caso, aunque un control con sus restricciones y demás fuera suplementario, la educación como ya han comentado otros es lo principal. Sin ella el resto se hunde. Con ella ni nos tendríamos que preocupar por asociar los juegos a los Doritos más allá del meme.

    Editado por última vez 8 octubre 2020 | 20:00
    1. Gordobellavista

      @worm
      Yo si acaso pondría a la legislación como lo principal y a la educación como lo suplementario.

      Pero vaya, acertadísimo post el tuyo.

  6. Rustgladiator

    Duty, doritos y monster y se te queda una tarde de puta madre.

  7. jafetjcg

    Muy de acuerdo con tu texto, Marta. Esto incluso es algo que nosotros como jugadores a veces pasamos de largo y también tenemos interiorizado, recuerdo incluso hace unos años cuando era mas joven que te regalaban meses de Xbox Live Gold con cupones que salían en los doritos y yo los compraba como desquiciado. Es un estereotipo con el que se cataloga a los jugadores desde hace mucho tiempo en todo tipo de medios como es la televisión, el cine, las redes sociales y demás. Seria bueno, como bien mencionas expresarnos en contra de este tipo de publicidades y estereotipos, además de también nosotros mismos tener cuidado con nuestra salud y evitar practicas dañinas en nuestra alimentación al momento de estar jugando.

    Editado por última vez 8 octubre 2020 | 23:44
  8. Darth Doomed

    Asumiendo que jugar a videojuegos fomenta el sedentarismo por definición, básicamente estas en el sofá con el mando. Afirmar que Ring Fit Adventure, Just Dance o Pokémon Go puede ayudar a hacer deporte me parece muy arriesgado, o sea puedes estar jugando 7 horas seguidas al Ring Fit… y seguirás estando fanegas si no te alimentas adecuadamente. Seria como decir que si juegas mucho al SoulCalibur aprendes a manejar una espada :).

  9. Cyberrb25

    Por desgracia no hay una cadena lo bastante potente de buena comida. Por lo general, la buena comida y calidad de vida no vende, con lo que es complicado que haya una marca de buena calidad de vida que pueda promocionarlos.

    Es un problema integral, no sólo la parte asociada a los videojuegos (que obviamente ya es malo para el medio).

  10. Mijel

    Lo del Monster (y derivados) y los chavales es algo que me alucina. Como chavales, que ya por defecto están a tope de energía, se meten esos chutes de azúcar y cafeína y otras mierdas como si fuera agua. Eso a la larga tiene que ser malo fijo.

  11. NahuelViedma

    Muy interesante el artículo, no lo había pensado nunca, y eso que llevo una alimentación bastante sana y variada.

    Me recuerda a los padres que se esfuerzan porque sus niñes lleven una alimentación saludable y se quejan, con todo la razón, que en el kiosco de la escuela venden pura basura. Prácticamente de 10 productos, con suerte uno puede decirse que es alimento.

  12. Siloe

    Hay juegos tan malos que, si no tuviéramos una bolsa de pipas o una tarrina de helado del mercadona al lado, nos harían sentir completamente miserables. Me pasó el otro día con No Man’s Sky, que recibió una crítica positiva en Anait. La sensación de estar echando a perder una bonita noche de octubre mientras buscaba una roca de la que extraer carbono para hacer una placa de metal con la que hacer un atomizador con el que crear un chumificador que implementar en la nave para llegar a otro planeta raquítico en el que buscar más rocas de carbono, todo igual pero más idiota cada vez. Dormí poco para nada, pero al menos tenía mi helado.
    Con juegos de pedigrí no cambia demasiado la cosa.
    Intentamos encontrar en los videojuegos agarraderos intelectuales que nos hagan sentir que dedicarles horas es tan sano, válido y valioso como otros entretenimientos culturales con más solera. Pero oye, que a lo mejor no merece la pena. A lo mejor no están tan alejados los videojuegos del Burgerking, basurilla agradable para el cuerpo y la mente. Podemos aceptarlo, que ya somos mayorcitos.

    1. orwellKILL

      @Siloe
      Pensando en lo que planteas, veo que yo entré a los videojuegos por la excitacion de la experiencia y la fantasía… y hoy en día me los casco para matar el tiempo y no pensar.
      Juegos que me llenen, de los de llegar a la patata y hacerme pensar y maravillarme… uno reciente y antes de ese ni me acuerdo.
      Te agradezco que hayas plantedo la idea del fastgame: pobre en ideas (nutrientes), de consumo rápido y alienante para el cerebro y el alma (tóxico para el cuerpo).

      Aclaró que a esta conclusión llegó gracias a ti y a mi experiencia como consumidor de demasiados fastgames.

      Repito lo de demasiados, que lo que cabe dentro su justa medida y con sensatez no es malo.

      Aunque cascándose juegos sin ton ni son, lo de la sensatez y la medida es más jodido de lograr.

      Cómo tu bien dices, ya somos mayorxitos.

      Editado por última vez 10 octubre 2020 | 20:11
  13. Lumiere98

    La verdad es que este tema siempre me ha llamado la atención cuando me he fijado en la promoción de ciertos videojuegos en los paquetes de snacks y comida rápida, pero nunca he sabido traducirlo a texto, muy bueno Marta!!

    Sin embargo, de mi observación como docente, creo que sí hay una relación directa entre el creador de contenido que promociona la bebida energética de turno en sus streams y la acción de su público de llevar a cabo la compra de esta. Durante mi creciente práctica educativa me ha sorprendido el poder de influencia que tienen los streamera y youtubers de moda en las cosas más sutiles.

    Tal como dices, es un tema muy inexplorado y la solución parece que está muy lejos… Sabes de textos o estudios que hablen del tema??

  14. Boraj

    Dentro de diez años, la gente empezará a morirse por haber estado bebiendo red bulls todo el día. ¿Pero a quién le echarán la culpa? A los socialcomunistas.

    Editado por última vez 12 octubre 2020 | 17:01
  15. Gerir

    Desde luego, de mi grupo de amigos, bastante extenso, soy el único deportista de toda la vida, y que lleva una buena alimentación. El monster y demás, ni de lejos.

  16. Cyberrb25

    Cómo gustan las empresas de dar la razón a @martatrivi. Ahora Burger King anunciando algo que la cuenta de PlayStation deja razonablemente claro que es suyo.

  17. Morfeo

    Muy interesante la diferencia de percepción de la alimentación con la violencia y adicción.

    Soy radical en lo que me meto en el cuerpo, pero van algunos meses que le he cogido el gustillo a degustar la comida basura haciendo balance, inspirado por el reviewbrah , y triggereado por Death Stranding. Por culpa de Kojima probé casi todos los sabores de Monster. Con los 50 gramos de azúcar que traen deberían de darte un orgasmo para compensar. Pero oye, le cogí cierto aprecio al azul, el Zero que solo trae la cafeína. Que menos, que el otro día me fui a subir una montaña con la maldita lata. Me faltaba el BB. 🙃🙃🙃

  18. DarkCoolEdge

    Interesante artículo 🙂
    Food for thought 😀