Personajes y figuritas

He mejorado mucho en NieR: Automata. De intentar atacar siempre a distancia y aporrear al azar el triángulo y el cuadrado si me veía obligada a usar la espada, he pasado a utilizar combos elegantes y a incorporar el círculo justo en el momento indicado. Incluso con la esquiva —que al principio usaba de forma indiscriminada, convirtiendo el movimiento del personaje en algo espasmódico—  he tenido cierto progreso, consiguiendo apurarla hasta entender por qué el combate de Platinum tiene tanto que ofrecer. Me está gustando el juego. Me está gustando más de lo que esperaba. Disfruto con el control de 2B, pese a que al principio me parecía demasiado ligero y la trama, las voces (las tengo en japonés) y los diálogos no hacen sino incrementar mi inmersión. Pero hay una cosa sobre la que no puedo pasar. Un elemento que, aunque no me molesta de forma constante, sí que enturbia bastante mi experiencia con el juego: el diseño de 2B no me parece que sea adecuado. 2B parece creada exclusivamente para vender figuritas.

2B, la protagonista de NieR: Automata es un YoRHa número 2, modelo B, un androide de combate diseñado para acabar con las máquinas destructoras que pueblan la tierra. Rápida y letal, no solo es capaz de dominar varias armas y estilos de combate sino que, en el caso necesario, tiene la habilidad de autodestruirse para poder completar su misión. 2B es una soldado. Una pieza que, como vemos en el juego, es totalmente reemplazable. Y, no obstante, su diseño no lo transmite así. Al aspecto delicado del androide se le suma un vestuario nada práctico para su misión formado por botas mosqueteras de tacón fino hechas con cuero, medias hasta el muslo y un vestido negro grabado, con detalles de encaje y mangas globo. Un vestuario elaborado que ni transmite la sensación de haber sido hecho en serie, ni parece adecuado para moverse rápidamente y pelear por las ruinas de una antigua ciudad. No se trata de si la heroína está o no sexualizada (ese es otro tema, mucho más complejo, que no nos compete) sino de que su diseño parece totalmente ajeno al universo por el que se mueve. El hecho de que, en un primer vistazo, 2B con su apariencia de lolita gótica, pueda parecer la protagonista de una historia muy diferente.

En muchos sentidos, el diseño de 2B es excelente. Es llamativo, complejo, personal y logra que el personaje sea único, inconfundible con cualquier otra heroína de videojuegos. En parte, su atractivo proviene de evitar lo esperable y renunciar a lo cliché. La androide de combate no resulta imponente por su apariencia musculosa ni se viste con los tonos tierra, marrones o verdes que solemos asociar a tantas heroínas de acción. Visualmente, la domina el contraste. El del blanco del pelo y la piel frente a la ropa oscura, o el de lo delicado de sus rasgos contra a la dureza del cuero que la cubre. 2B no pierde de vista a referentes como Chise, la protagonista de Saikano (El arma definitiva en España), a la hora de reflejar cómo la violencia puede esconderse en un cuerpo frágil y su actitud misteriosa queda subrayada por un diseño matizado donde hay mucho que observar. Tras un primer vistazo ya nos hacemos preguntas, ya queremos saber. Por qué cubre sus ojos, qué función tiene su diadema o cómo funciona su espada. Akihiko Yoshida, que también diseñó los personajes de Final Fantasy XII y XIV, firma aquí uno de sus mejores trabajos. Tan bueno, tan bueno, que el diseño de 2B opaca al de 9S y sus otros compañeros de aventura.

Pero Yoshida falla a la hora de comunicar. A la hora de informarnos con su trabajo sobre quién es (o no es) 2B y a la de reforzar la narrativa del universo que la rodea. En cierto sentido el atuendo que lleva la androide podría considerarse un uniforme pero, al renunciar a la inspiración militar o policial, no solo tardamos más como jugadores en entender el funcionamiento de YoRHa sino que los escritores pierden la oportunidad de asociar simbólicamente la operación con algún referente real y cercano para nosotros. Y no es solo que 2B parezca un personaje totalmente ajeno al universo que la rodea sino que en ciertos escenarios parece totalmente fuera de lugar. Un personaje perdido —y excéntrico— en un universo sucio, postapocalíptico y oscuro.

Sin embargo, lo de contar con diseños de personajes excéntricos no es algo exclusivo de Yoko Taro. Géneros como la fantasía o la ciencia ficción, para alegría de los cosplayer, cuentan con una larga tradición de personajes llamativos y sagas como Street Fighter o Final Fantasy han ganado reconocimiento gracias a sus originales diseños. Desde el anime al cómic europeo, los diseños estrafalarios y reconocibles han sido motivo de celebración casi desde que la capa de Superman —un absurdo sinsentido narrativo pero ideal para dar movimiento al vuelo en la viñeta— y los llamativos colores de su traje se convirtieron en un emblema. Pero casi siempre el diseño tenía un soporte narrativo o una justificación contextual. En Street Fighter el diseño de los luchadores intentaba decir lo máximo posible sobre ellos, esperando que el jugador los escogiera de un solo vistazo; es por eso que visualmente se codifican con estereotipos o tropos rápidamente reconocibles. Sabemos por su karategi que Ryu utiliza artes marciales y que su rival natural es Ken porque este lleva una similar vestimenta coloreada en tonos opuestos. Un nombre japonés, otro anglosajón, que nos dan pistas del trasfondo de cada uno de los luchadores. Y lo mismo pasa con Guile. O con Chun-Li. O con Tifa en Final Fantasy VII, que no podía ser otra cosa que una tipa dura, al contrario que Aeris, que desprende misterio y magia. 

No se me atraganta 2B porque no sea realista. No lo es Kratos y su diseño me parece más que apropiado para el juego que protagoniza. Me saca del juego porque no dejo de verla como product placement, como un personaje evidentemente creado para vender figuritas. Y esto no es algo ni bueno ni malo. Es un concepto neutro que para mi no casa con la idea de contar una historia, con la intención de introducirnos en un nuevo universo y la ambición de hacer el mejor juego desde todos los enfoques posibles. Porque en otros medios esto sería impensable. Porque quizás si no fuera un juego y si no fuera japonés no es algo que consentiría. Pero los negocios son los negocios. Seguimos hablando de una industria. Y si tuviera dinero, lo confieso, ya la tendría en un puesto destacado de mi estantería.