Nintendo Switch: Quiénes somos, de dónde venimos y dónde jugamos

Es un concepto que puede alejar a Nintendo de su pasado reciente. No sé qué tipo de Wii Sports o Nintendo Land puede tener una consola así, en caso de necesitarlos: quizá que no parezcan especialmente útiles es una buena noticia, y va en una dirección que mucha gente pedía a Nintendo. Menos gimmicks y más juegos. En principio, un mando Pro (que también se ha visto brevemente en la presentación) más similar al de otras consolas debería hacer que cualquier Call of Duty, el que toque, se publicara en Switch sin que fuera necesario preocuparse de una segunda pantalla o de compensar, si la potencia es similar a la de la competencia (otra cosa que no se sabe), la renquera técnica formas de control extravagantes. El largo plazo se ve más negro, cuando las nuevas máquinas de Sony y Microsoft obliguen a desarrollar para Switch teniendo presentes ciertos sacrificios y limitaciones, pero en principio no solo ya no solo no tiene que existir la posibilidad de hacer un plus de esfuerzo para llegar a un ZombiU o incluso un Darksiders II, sino que parece totalmente irrelevante. Ni dobles pantallas, ni avisos de que te ates bien el mando a la muñeca, ni hostias: aquí lo importante es llevarte la consola a todos lados. Por el camino, Nintendo corta también, parece, con el catálogo de sus últimas consolas, al menos vía disco, porque sin lector (un devorador de batería que la unidad central de Switch, que es donde está el melme de la consola, quizá no pudiera permitirse) y con ranura de cartuchos, por lo demás encantadora, no se me ocurren soluciones que no impliquen o eShop o un aparato adicional que leyera los juegos antiguos. O, ya que estamos, que fuera la propia Wii U la que se encargara de eso, enchufándola a Switch de alguna manera; me ha parecido una ocurrencia bonita para una consola a la que, al final, se recuerda precisamente por eso: por leer algunos de los mejores juegos de los últimos años.

Con la información que tenemos ahora mismo me resulta difícil predecir mucho más: las predicciones ya se hicieron hace meses, y ahora que ya se ha visto en qué ha acertado cada uno y qué era simplemente una mentirijilla de foro de fans creo que todo ese «tráiler preliminar» que nos hemos ido montando todos en la cabeza en estos últimos meses me ha hecho recibir a Switch con más calma. De ahí que no esté especialmente en contra ni especialmente a favor: no estamos en 2011, y hoy, culpa mía, los juegos de las otras consolas más potentes y más normales no me dicen tanto como para que considere que su pérdida, más allá de los beneficios económicos que pueda reportarle a Nintendo, un motivo para dejar de lado a Switch. Las tensiones están más flojas, en parte porque, personalmente, pienso en el PC de una manera distinta a la que lo hacía hace cinco años. Sí me preocupa que lo híbrido pueda implicar no inclinarse ni hacia un lado ni hacia el otro, aunque los juegos de Nintendo siempre han tenido un equilibrio muy bien traído entre el picoteo y la partida larga; son los otros los que me preocupan, porque Nintendo ha hecho la consola y sabe, como siempre, para qué la quiere. La presentación de hoy no ha sido para mí, desde luego: ni vuelo lo suficiente, ni juego lo suficiente al baloncesto, ni voy en furgoneta lo suficiente, ni compito lo suficiente en ningún eSport, ni tengo suficientes azoteas llenas de amigos. Desde luego tampoco soy el tipo de persona que quiere poder llevarse la partida del Zelda al parque cuando baja al perro. Sí quiero jugarlo en mi casa, y a un Mario nuevo, y a un Mario Kart, y a un Splatoon, y por eso la presentación de hoy no era para mí, ni para los que no quieren esos juegos: a nosotros ya nos tienen por otro lado, y a otros saben que no los van a tener, pero ahora quieren a esa mayoría silenciosa que ni siente ni padece y que sí podría agradecer esa idea tan sensata de ser para todo el mundo por igual. La presentación de Switch no es la de la última rareza para frikis nacida en el país de los ninjas, sino un producto de una compañía global que parece querer dar un paso bien fundado hacia el mercado de lo móvil (en el sentido de portátil, no de smartphone), de la tecnología cariñosa que te acompaña a todos lados y hace más dinámico, como los chavales del anuncio, tu día a día. No es un iPhone; no es iPad; es un Apple Watch. Sé que quiero una Switch más de lo que la quería cuando me pasaba horas leyendo rumores en Reddit, pero me cuesta reconocer el sabor Nintendo entre tanto actor lozano. De momento no me importa tener que buscar eso en los juegos.