Nintendo Switch: el espíritu de Iwata y Gunpei Yokoi

Esta semana la revista Time publicaba una interesante entrevista que llevaron a cabo con Shigeru Miyamoto a mediados de enero, justo después del evento intercontinental que organizó Nintendo para que los medios probasen Switch por primera vez. El texto es bastante más profundo en algunas cuestiones que la mayoría de entrevistas que suelen brotar en eventos así, a menudo enmarcadas en un acto promocional y encorsetadas dentro de los límites que pone el departamento de marketing con sus respuestas predeterminadas y sus frases recursivas. Las preguntas de Matt Peckham y las respuestas de Miyamoto parecían enfocadas a dar un paso hacia atrás en medio de la tormenta de impresiones y de tomar algo de perspectiva sobre la génesis de la consola. La primera cuestión ya impactaba en cierta medida por el conocimiento de la historia de Nintendo y de los valores que sin duda están plasmados en la nueva máquina que saldrá dentro de poco más de dos semanas. Peckham mencionaba el concepto de Kareta Gijutsu no Suihei Shikō (algo así como «pensamiento lateral con tecnología marchita») que Gunpei Yokoi exponía en Yokoi Gunpei Gēmu-kan, el famoso libro que recopila entrevistas al diseñador para formular una especie de manual sobre su filosofía creativa. La idea en este caso era tomar tecnología madura, barata y accesible y utilizar ese «pensamiento lateral» para encontrar nuevos y divertidos usos; unos valores cuasi radicales que ponían la mecánica muy por encima de la electrónica, y que se siguieron a rajatabla con el nacimiento de las Game & Watch, la NES, la Gameboy y posteriormente se retomaría con distintos resultados en DS, Wii y Wii U: máquinas que iban tecnológicamente por detrás del resto de la industria para funcionar de maneras del todo distintas a la competencia. En estas semanas en las que se ha hablado tanto de la escasa potencia gráfica de Switch y el uso de componentes prácticamente desfasados en contraposición directa a lo arriesgado del concepto, del diseño y de la propuesta contracultural de su idea del hábito de jugar a videojuegos, parece claro que la filosofía de Yokoi sigue latiendo con fuerza en el ADN de Nintendo. «Yokoi-san tenía la costumbre de alejarse un momento y observar serenamente lo que estaba pasando», explica Miyamoto en la entrevista. «En mi juventud teníamos ese impulso por adelantarnos a toda velocidad, y muchas veces Yokoi-san nos paraba los pies y decía: «Tenéis que mirar, dar un paso atrás y observarlo todo». (…) A veces nos llegaba una pieza de nueva tecnología y [Yokoi] se pasaba un día entero observándola sobre su escritorio». Esa tan japonesa voluntad de no tropezar por las prisas, de hacer las cosas con calma y buen pulso (algo que se traslada incluso a su gestualidad: a los occidentales siempre nos llama la atención su costumbre de dar y tomar los objetos con las dos manos) parece haber calado en una Nintendo que, puede acertar o equivocarse, pero nunca parece tener esa típica urgencia por atrapar el futuro que tienen en común todos los mercados tecnológicos. Se sabe que Miyamoto no estuvo particularmente involucrado en la planificación de la consola, y él mismo dice en la entrevista que fue el malogrado Satoru Iwata quien lideró la fase de diseño un año antes de su fallecimiento: «Iwata-san, [Genyo] Takeda-san y yo mismo aportamos feedback y tomamos decisiones, pero en última instancia Iwata era el jefe de desarrollo, así que puso mucho tiempo y reflexión en Switch». Esta parte de la entrevista es clave a la hora de responder ciertas incógnitas que surgieron con el anuncio oficial de la consola y en particular a su faceta más social. Foto: PBS. Creo que a todos nos pilló por sorpresa esa manera en que Switch conserva ciertos aspectos de Wii que sin embargo Wii U parecía haber superado: con el nuevo hardware ha vuelto la idea del control gestual (aunque sea en una escala menor), las referencias a jugar en grupo, a divertirse con amigos y familia e incluir en la diversión a quien no tiene necesariamente la costumbre de jugar a videojuegos. Que 1-2 Switch es el Wii Play de Switch se ha dicho mil veces, y los spots promocionales de la consola no dejan de recordarnos a la campaña especialmente familiar que Nintendo llevó a cabo con Wii. Solo que en este caso hay un factor añadido: la movilidad del aparato, la intención de hacernos jugar en el parque, al aire libre. Y si uno compara la cronología comparada de los últimos meses de Iwata y los primeros de Switch sale a la luz un paralelismo más que posible: Switch arrastra la filosofía de Gunpei pero también la vitalidad de quien sabe que le queda poco tiempo, el propio Satoru. Supongo que todos estaremos de acuerdo en que, cuando a uno le dicen que morirá en cuestión de meses, lo que le apetece mientras los dolores lo permitan es estar con la familia y los amigos, exprimirle a la vida esas últimas gotas de felicidad con los suyos. Esa regresión al espíritu gregario de Switch podría explicarse en parte por el estado de ánimo de Iwata, los pensamientos que cruzaban su mente a cada momento que dedicaba incansablemente a su trabajo (no perdió ni un momento, incluso cuando estaba hospitalizado se pasaba horas con su ordenador portátil); al fin y al cabo, si el bagaje filosófico y el conocimiento de un creador influyen directamente en su obra, la parte psicológica y emocional también podría tener un peso importante en el proceso de gestación de nuevas ideas. De hecho Miyamoto afirma que Iwata puso «un especial énfasis» en que Switch sirviese para «comunicarse con las personas», una necesidad particularmente humana que a buen seguro se acentúa en la certidumbre de que, dentro de poco, todo terminará. En la columna que escribí nada más presentarse la consola, dije que Switch parecía haber combinado rasgos de todas las plataformas de Nintendo, desde esos JoyCon que recuerdan al pad de NES, hasta el coqueteo con el concepto de tablet que intentó Wii U, pasando por la naturaleza portátil de Gameboy. Quizá también sea importante contemplar el factor histórico y sentimental tras el nacimiento de una consola de Nintendo, y no solo el tecnológico. El contexto emocional en la artesanía de un concepto, lo valores heredados y la circunstancias que rodean a quien se encarga de moldear un producto particularmente sensible y cargado de trascendencia. Al fin y al cabo son esas cosas las que le dan a Nintendo su mayor activo: la identidad.