Es 1972 y tú eres el ama de llaves de un ático en un país ficticio de Sudamérica. Tu trabajo es limpiar el hogar de Gabriel Ortega y, ya de paso, fisgonear sus cosas.
Los astros se han alineado este año un mes antes de lo habitual. Todos los indicios apuntan a la misma fecha: del 19 a 30 de junio.
Si nadie le presta atención al PC, pues habrá que decirlo.
Ayer se presentó lo que podría acabar siendo la primera Steam Machine portátil. SteamBoy pretende ser justo eso, vaya, pero parece que al proyecto todavía muy verde.
Ya sabemos cuándo llega la famosa Steam Machine de Alienware, la filial «progamer» de Dell: será en esta campaña de Navidad y por 550 dólares. Será posiblemente la primera de su casta, porque Valve retrasó las Steam Machines hasta 2015, pero Alienware ha preferido no esperar y lanzar ya su primer ordenador de salón.
El nuevo FPS de los creadores de Crysis nos cuenta su Guerra de Independencia, en el futuro y contra Corea del Norte, con una tendencia clara al nanotrajismo.
Si alguien puede revivir una franquicia de FPS que murió prematuramente, esa gente es Crytek. Al menos sobre el papel: tienen los medios para hacer como mínimo un juego mediocre con unos gráficos loquísimos, que ya es algo.
En NeoGAF alguien se ha percatado de que han empezado a aflorar cientos de cromos misteriosos
Tras catorce años ejercitando la destrucción descerebrada a base de hacer juego de Serious Sam, ahora Croteam se pasa al otro extremo y anuncia este The Talos Principle, un juego de puzles en primera persona de tintes filosóficos —«una parábola metafísica sobre la inteligencia y el significado en un mundo inevitablemente condenado»; te cagas, nano— escrito, ojo aquí, por Tom Jubert, que trabajó en The Swapper y en FTL: Faster Than Light. Distribuye Devolver Digital (el teaser es el mismo que en el vídeo donde la distribuidora indie y Sony se magrean) y sale en Steam, PS4 y Vita.
Por si no era suficiente ametrallar a personas y aplastar cabezas a golpes de bate, Hotline Miami 2: Wrong Number además nos dejará hacerlo en la disposición que prefiramos o que algún jodido sádico desconocido de Internet haya maquinado con el editor de niveles que incluye el juego y que, en efecto, también nos lo pondrá fácil para compartir nuestras casas de muerte.