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What a lovely day!
Análisis de Mad Max
No es un mal juego, no comete errores garrafales, pero tampoco sabe cómo encarar un reto contra el que, parece, el respeto ha ganado al entusiasmo.
No es un mal juego, no comete errores garrafales, pero tampoco sabe cómo encarar un reto contra el que, parece, el respeto ha ganado al entusiasmo.