Cheetos Pandilla
Análisis de Call of Duty: Ghosts
Se suele decir que no hace falta cambiar lo que ya funciona bien, pero a Call of Duty le van pesando los años.
Se suele decir que no hace falta cambiar lo que ya funciona bien, pero a Call of Duty le van pesando los años.
Un reportaje fotográfico del evento que tuvo lugar en Madrid el fin de semana pasado. (Fotos de Borja Benito Hojas.)
¡Atentos! Puede, y sólo puede, que esto sea considerado spoiler por según qué individuos especialmente sensibles. Hemos avisado, nos lavamos las manos.
Así anuncian el nuevo juego de Mario en Japón: con muchachas y gaticos.
Activision ya ha vendido a tiendas copias del juego por valor de mil millones de dólares.
Los devs que nos lean sabrán decirnos con un mayor conocimiento de causa si esto es habitual o no, pero desde luego para el jugador da una mala imagen terrible: tal como muestra el vídeo capturado por Satantribal, hay una cinemática en Call of Duty: Ghosts que es exactamente idéntica a parte del final de CoD: Modern Warfare 2. Insisto: quizá es una práctica frecuente pero, joder, canta por bulerías.
Tiene toda la pinta de ser de esos multijugadores de tarde y media que no van a ningún sitio, pero no se le puede negar a Ubisoft su voluntad de darle vueltas al asunto en Assassin’s Creed IV: Black Flag y sus dos modos competitivos. Cuando el asunto se convierte en un juego del pilla-pilla parece francamente divertido, pero todo ese rollo de las perks a mí me despierta la más absoluta de las perezas. El resto, bueno, juzgad vosotros mismos.
Junto a Super TIME Force, otro de esos juegos deliberadamente retro que nos tiene el corazón en un puño es Hyper Light Drifter, uno de los exitazos más gordos y merecidos del año en Kickstarter. Con 645.000 dólares frescos en el bolsillo (pedían 27.000, calculad la proporción y enloqueced) los zagales de Heart Machine ya no tienen nada más de qué preocuparse que en acabar el juego en 2014, que quede bien y que llegue a muchas plataformas. Y a juzgar por el vídeo de combate que acaban de enseñar, la segunda ya la damos por satisfecha.