El nuevo Dragon Ball: Xenoverse quiere cambiar la historia de Goku

Mi tono cambia un poco cuando toca hablar de Dragon Ball. Y es que después de tantísimas decepciones, de tantos juegos que salen de la mediocridad para caer en el desastre, lo único que pido es poder desfogarme a gusto.

Dragon Ball Xenoverse, que a principios de 2015 debutará en PS4, Xbox One y PC sin olvidarse de 360 y PS3, se ve más o menos bien en algunos momentos: en el vídeo de arriba hay varios segundos bastante vistosos, como la pelea entre Goku SSJ3 y Buu. Sigo sin entender el asunto de los brillos, que me parece criminal, pero alguien muy optimista podría ver algún rayo de esperanza entre todos esos Kame Hames. Igual nos sorprende el sistema de combate, vaya usted a saber.

Pero después está el nuevo personaje, esa misteriosa mezcla entre Trunks, Gohan y un bote de tinte rojo para el pelo. Ahora sabemos que es un avatar, uno de los muchísimos que podemos editar para usar como protagonista en la aventura principal del juego: resulta que Towa, «un científico malvado que proviene de un mundo demoníaco», pretende «cambiar el universo de Dragon Ball tal y como lo conocemos». Se ve que no le gustó mucho la serie o algo, qué sé yo, y retoca el guión para hacer, por ejemplo, que Raditz esquive el mítico cabezazo del pequeño Gohan. A nosotros, al personaje de mentirijilla, nos toca intervenir para dejar las cosas como estaban.

Teniendo ya una historia como la de Toriyama, creo que es innecesario inventarse algo así. En este caso me parece faltón, incluso: «Cualquiera puede ser un Saiyan. Cualquiera puede ser Goku», dice, mientras enseña a una colegiala en minifalda. ¡Sacrilegio! Tampoco me fío un pelo de ese mundo abierto, claro, en el que le pedimos a Vegeta o a Freezer que nos entrenen. Qué le vamos a hacer.