Minecraft, ese abismo de perdición donde ingenieros en paro y niños de doce años se dan la mano, ha servido para auspiciar un nuevo homenaje a un juego sobre el que han corrido ríos de tinta estas semanas. Flappy Bird, el jueguico que le cambió la vida a un vietnamita con demasiado sentido de la responsabilidad, desapareció de las tiendas digitales para no volver jamás y dejarnos una estela de clones a cada cual más flagrante y asqueroso. Ahora podemos jugar lo que parece un «port» a Minecraft, una máquina recreativa virtual donde una pobre gallina cuadriculada se ve obligada a ser cómplice de nuestros feroces vicios.
Lo podéis descargar aquí.
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Por ahora la mejor definición de Minecraft que he leído.
nunca nunca nunca nunca va a dejar de sorprenderme el puto minecraft
Si se enfocara bien, Minecraft podría ser una plataforma de aprendizaje interactivo acojonante para escuelas, institutos y universidades.
La gente está como una puta cabra.
+1
Flappy Bird original para android aqui:
http://goo.gl/t1uV5b