El arquitecto principal de PlayStation 5, Mark Cerny, ha compartido esta tarde nuevos detalles sobre, justamente, la arquitectura de la próxima consola de Sony. Tal y como avisaban ayer desde la compañía, el vídeo publicado hoy es una grabación de la charla que Cerny iba dar en la GDC 2020.

A la espera de una presentación dirigida a todos los públicos, con anuncios de juegos e imágenes del cacharro, estos cincuenta minutos de explicaciones técnicas y esquemas moderadamente complejos nos sirven para rellenar la tabla de rigor:

PS5: Especificaciones técnicas

(Es inevitable la comparativa con Xbox Series X;
Microsoft gana la batalla de los teraflops y Sony destaca en la velocidad del disco duro.)

Como de costumbre, conocíamos ya parte de esa información. Tanto la CPU como la GPU se basan en las arquitecturas más nuevas de AMD: Zen 2 para el procesador de 8 núcleos y RDNA 2 para la gráfica, con 36 unidades computacionales y con el mismo hardware para ray tracing que las futuras tarjetas del fabricante. Aquí lo novedoso está en las velocidades de reloj, porque su frecuencia es variable: los valores máximos de 3,5GHZ y 2,23GHz para la CPU y la CPU, respectivamente, pueden reducirse en juegos o situaciones menos exigentes. «En vez de funcionar a una frecuencia constante para dejar que la alimentación varíe en función de la carga, lo que hacemos es básicamente tener una alimentación constante y dejar que la frecuencia varíe en función de la carga», explica Cerny. Optimizar el rendimiento a ese nivel tiene premio, además, en forma de reducción de la temperatura. Y aunque el bueno de Mark ha tenido unas palabras para los ruidosos ventiladores de PS4, toca esperar un poco más para conocer el sistema de refrigeración de su sucesora. «Creo que estaréis bastante contentos con lo que ha ideado el equipo de ingenieros».

La estrella del show, parece, es el disco duro interno. El famoso SSD hecho a medida que, por aquello de ser caro, se quedará en 825 GB. Será, eso sí, especialmente rápido: esa velocidad de lectura de 5,5GB/s es lo que debería garantizar los viajes rápidos dignos de ese nombre y los tiempos de carga casi inexistentes. Idealmente, con una buena conexión a Internet o con un lector para un lector de disco que colabore, borrar e instalar juegos podría ser un proceso lo bastante ágil como para compensar esa falta de espacio.

Sabemos que eso no es lo que va a pasar, en cualquier caso, así que el almacenamiento se podrá ampliar con otro disco SSD. No hará falta comprar el mismo formato propio, servirán algunas unidades NVMe para PC, pero Sony los validará para que no haya sorpresas –no solo por las velocidades de transferencia, también porque tienen que caber en el espacio destinado para eso dentro de PlayStation 5.

También estará la opción de enchufar un disco duro de los de toda la vida por USB para repescar jueguicos de estos últimos años. Cierto es, sin embargo, que lo de la retrocompatibilidad podría pintar mejor. Comentaba Cerny que han estado haciendo pruebas con los 100 títulos más jugados de PS4 y que «casi todos» deberían funcionar sin problemas cuando salga PS5. A partir de aquí, aclaraban en el blog oficial de PlayStation, seguirán «realizando pruebas para ampliar la cobertura de la retrocompatibilidad progresivamente». No queda claro si habrá que tirar de nube para ir más atrás, para juegos de PS3 o PS2, y tampoco se ha hablado sobre posibles actualizaciones para añadir funcionalidades a, por ejemplo, un The Last of Us: Parte II.

Finalmente está lo del audio 3D, que igual es más serio de lo que podría parecer. Gracias a un componente específico que llaman Tempest Engine, la idea aquí es «ofrecer una experiencia de audio atractiva para todos los usuarios, no solo para quienes tengan un sistema de sonido de alta gama». Debería ser más fácil detectar la procedencia de los sonidos en la partida, vaya, aunque reconozco que ya me había perdido un poco (las clases de después de comer las carga el diablo) cuando Cerny ha dicho no sé qué de «entrar en Matrix».

Llegados a este punto, pues, no me queda más remedio que invocar a Richard Leadbetter. Él tuvo acceso al vídeo hace un par de días y pudo preguntarle algunas cosillas a Mark, así que en el obligado artículo de Digital Foundry tenéis el detalle del detalle.

El lanzamiento sigue previsto para finales de este 2020, a pesar de todo, y el precio sigue siendo la gran incógnita.