No Man’s Sky, una breve historia de Hello Games

Nadie sabía nada de Hello Games antes del último E3. A muchos les sonaba su nombre por los cuatro juegos de Joe Danger que llevan lanzados, y algunos habíamos seguido su nuevo proyecto desde las primeras capturas hasta la debacle de la Navidad de 2013, cuando sus oficinas se inundaron durante una riada y lo perdieron todo. Su aparición en la conferencia de Sony rozó lo mágico, y fue de hecho la revitalizante confirmación de que No Man’s Sky no solamente seguía vivo sino que ahora tenía más opciones que nunca de acabar existiendo a medio plazo.

Y es que este supersandbox, aseguran sus ideólogos, era algo que pretendían hacer desde mucho antes incluso de fundar Hello Games. Una suerte de presencia poderosa que flotaba en el ambiente, entraba y salía de sus cerebros varias veces a la semana y no llegaba a materializarse más que con un nombre en clave: Project Skyscraper. Con Joe Danger les llegó la piedra de toque que les serviría para ir ingresando dinero y esculpiendo su propia experiencia en desarrollo de juegos, hasta que hace un año y medio cuatro de los integrantes del estudio se encerraron en una sala sin utilizar de sus oficinas y empezaron a dar forma a su Skyscraper aislados del resto, sin decirles nada.

Un año después, partido por la mitad con el accidente fluvial de diciembre, Hello Games se presentaba en el escenario de Sony en el E3 para dejar boquiabiertos a quienes no sabían nada de No Man’s Sky y con los ojos vidriosos a los que les siguieron en sus primeros pasos y en sus horas más oscuras, con su fe inquebrantable y sus ideas locas. 

Dice Sean Murray nada más empezar este microdocumental sobre su pequeño estudio que cuando propuso el concepto tras No Man’s Sky, casi parecía la idea de un niño: ¡Que puedas explorar el universo entero! ¡Que haya miles de naves y de pistolas láser! ¡Y dinosaurios! De hecho todos pensamos lo mismo cuando oímos hablar del juego por primera vez: mucho abarcan estos tíos. Quizá esa ambición tan fantasiosa, un poco infantil, es precisamente lo que falta en esta industria dominada por los números y las limitaciones.